También conocido con el término anglosajón compliance, se refiere al conjunto de acciones y procedimientos que una empresa o entidad debe llevar a cabo para garantizar que cumple con las leyes, regulaciones, normas y estándares aplicables a su actividad. El objetivo principal es asegurar que las organizaciones operen dentro del marco legal y ético establecido, minimizando el riesgo de incumplimiento y sus posibles consecuencias legales, financieras y reputacionales.
El cumplimiento normativo implica identificar, comprender y aplicar las regulaciones y leyes relevantes a nivel local, nacional e internacional que afectan a la actividad de la organización.
Las empresas deben establecer políticas y procedimientos internos para asegurar el cumplimiento normativo, lo que implica la elaboración de códigos de conducta, manuales de políticas, procesos de evaluación y gestión de riesgos, así como la implementación de controles y auditorías internas para verificar el cumplimiento continuo.
Estos asuntos deben ser organizados y supervisados por asesores legales especialistas en compliance que conozcan a la perfección la legalidad relacionada con este ámbito.